Literature
A Grey Warden story
El fuego crepitaba en la chimenea en el confortable palacio del Earl Eamon. Aquella era la única luz que iluminaba la estancia, oscurecida por las sombras de la noche y de la Ruina que se acercaba. Olive se rodeó las rodillas con las manos, tratando de hacerse un ovillo sobre la cama. Estaba aterida de frío a pesar de las llamas, y ni los mullidos edredones ni las sábanas de seda le aportaban ningún alivio. No quería llorar. Era una guarda gris, no podía llorar. Los guardias grises enfrentaban su destino, sabían que su vida termina de forma brutal, igual que empieza. ¿Por qué demonios tuvo que